Tal vez no lo sepáis. En estos momentos vivo con cuatro animales, dos perras y dos gatos. Los dos gatos rondan los quince años, son ya mayores. Una de las perras, Troya, tiene unos diecisiete. Una edad más que respetable en un perro. A veces bromeo con que tengo un geriátrico en casa.
Los gatos, Flash y Maya, duermen contentos casi todo el día, con pocas ganas ya de juego. Troya está feliz, sana, sin dolores y se mueve bien, aunque se canse pronto, haya perdido el interés por la pelota y ya no pueda saltar. Ve y oye lo justo y duerme casi tanto como los gatos, que es mucho. Pero sigue siendo una maravilla tenerla a mi lado, toda tranquilidad y dulzura.
A veces hay gente que me habla de sus ganas para tener perro, pero de sus pisos pequeños y poco tiempo disponible para dar paseos. Un perro mayor, con pocos requerimientos de energía y entregado al mimo y al sueño puede ser una buena opción para ellos. Pero muchos me hablan del dolor de perder a ese animal al poco tiempo.
Lo entiendo, pero no lo comparto. Ese peaje es algo por lo que tendremos que pasar siempre con nuestros animales y nunca sabremos cuándo será. Mi anterior perra, Mina, murió a los dos años por una leucemia y era aún joven. Y nuestros escrúpulos están privando a un animal mayor de tener un buen final, un animal que lo pasa especialmente mal en el chenil de una protectora.
Bueno, y va siendo el momento de dejar yo de hablar y dejar que sea Irene la que lo haga, una voluntaria que está buscando hogar precisamente para una bobatel ya mayor:
Qué te voy a contar yo a ti de lo que significa adoptar a un perro mayor, de poder darle también la oportunidad de una vida feliz el tiempo que le quede, de lo gratificante que es, de lo agradecidos que pueden ser, incluso de las ventajas que puede tener ya que al ser mayores tienen muchas cosas aprendidas y su temperamento ya está definido (no hay sorpresas).
Pero también, qué te voy a contar yo a ti de lo difícil que es que los adopten, que muchos se quedan en las protectoras sin llegar a conocer lo que es el calor de un hogar, o pasar una tarde de sofá acurrucado a una mantita junto a su humano, de que la gente (por lo general) los prefieren jóvenes o incluso cachorros, y estos abueletes se vuelven invisibles, a lo mejor porque ya no tienen la misma vitalidad de cuando eran jóvenes (aunque hay que ser consientes que todos envejeceremos y no por eso perderemos valor), y ya si tienen alguna dolencia propia de la edad o necesitan algún cuidado o medicación… ¡ni te cuento!
Hoy vengo a hablarte de NUKA, una perra bobtail de 12 años. Muy tranquila, buena, cariñosa, no tiene nada de miedo a los humanos y capaz de convivir con otros animales. Tiene artrosis, por lo que necesita medicación y un lugar cómodo donde estar. No ve muy bien, pero se apaña perfectamente.
Sobre su vida anterior… Nuka tenía una familia, creo que la compraron, aunque nunca le dieron todos los cuidados que debieron (y es que a veces la gente compra perros por capricho, porque tal raza es muy bonita…). Al tiempo, se aburrieron de ella, y cuando tuvieron niños terminaron por dejarla de lado y acabó en un patio, ¡olvidada!.Nuka necesita un lugar cómodo y una familia que la quiera de verdad, donde poder ser feliz el resto de su vida.
Así que buscamos para ella, a ese afortunad@ que quiera vivir la experiencia tan satisfactoria y gratificante de adoptar a esta preciosa abuelita.
Se entrega con chip, cartilla veterinaria y contrato de adopción.
Contacto: 670959688, iasg1602@gmail.com
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